“Nuestros rostros eran el reflejo de rostros como el suyo. Nuestras voces le resultaron comprensibles. Servíamos para hacer que esta revolución le pareciera accesible. La entonación de nuestras palabras le daba sentido a aquello que, para usted, era un territorio desconocido. Nuestras explicaciones, además, satisfacían los requerimientos prácticos y los estándares de la industria mediática, que apunta a una audiencia acostumbrada a un interlocutor cuyo perfil reúne ciertas características y que se vale de un discurso político específico. Este proceso ahogó las voces de la mayoría. No importaba cuánto nos esforzáramos por sostener lo contrario, estábamos representando el papel: éramos de clase media, jóvenes conocedores de Internet y, por lo tanto, revolucionarios.”
“Hablar con artistas y estar en el lugar donde el arte es realizado, el estudio, es otra manera de estar cerca de ellos y de sus intenciones, de cómo ven y traducen lo que observan, incluso a pesar del hecho de que estamos siempre en la periferia, ya sea de un cuerpo o de un cuerpo de obras. Queremos acortar la distancia tomando varios caminos [...] Después de todo, la proximidad nunca es lo suficientemente real. Es verdad en el arte, es verdad en la vida; y aceptarlo toma una eternidad.”
“... lo que predominaba era el esfuerzo por lograr escribir exactamente eso que quería decir de los objetos visuales que tenía enfrente, el miedo a no poder hacerlo, y el miedo a quedarme a mitad de camino habiéndolo hecho. Los textos que integran este volumen están elaborados sin que hayan desaparecido del todo esos síntomas.”
“La obra debe ser una respuesta de los herejes sobrevivientes a las amenazas divinas y un homenaje a los que ya fueron muertos. Las amenazas se vuelven contra quienes las pronunciaron. Las profecías caen sobre los profetas.” León Ferrari
“Esto debe ser una parodia, pensó. Se sentó en el inodoro, libreta en mano, y escribió con letra grande y clara: ¿LA PARODIA ES UN ESTADO DE AMBIVALENCIA DONDE SE MEZCLAN EL DESDÉN Y LA NOSTALGIA?”
“La conversación con una imagen no tiene fin: un cuadro tiene todo el tiempo del mundo.
De allí tal vez que los propios pintores la prolonguen por otros medios, en una entrevista, un
diario íntimo, incluso en ficciones.”
“Tenía algo de irrepetible ese atravesar la ciudad en carrera homicida, con el riesgo siempre inminente de estrellarnos, con un fondo de Pan de Azúcar encendido por el atardecer y la ensenada de Botafogo azul plateada, de una melancolía electrizante. El morro visto en un travelling sin fin, la perspectiva desplazándose a medida que el contorno de la playa se delineaba y se perdía, se delineaba y se perdía. Debe haber sido por esos extremos de euforia y relajamiento que de pronto me sentí borracho, tal vez místico, saludando como una estrella de ine a los grupitos cada vez más numerosos que levantaban sus brazos de furia desde las veredas.
Momentos como este tengo de sobra cada día, y a juzgar por la carta que te escribo, creo reconocer cómo, lentamente, voy sometiéndome a las reglas de este universo paralelo.”